¡Hola, Mom to Be! Quiero contar mi historia…

…fueron alrededor de 5 años en donde cada mes me realicé una prueba de embarazo, se preguntarán, “¿y por qué cada mes?”, la verdad es que mi periodo era irregular, entonces había meses en que mi “regla” no aparecía y sentía cambios en mi cuerpo (que me ilusionaban), y como trabajaba en un laboratorio, entonces eso me “facilitaba” realizar la prueba de embarazo cada mes, sin embargo, la respuesta durante esos años, siempre fue la misma: negativo.

Así fueron muchos meses, hasta que ya cansada de tanto negativo, decidí que ya no me haría más ilusiones, ni me lastimaría más con tantas pruebas de embarazo negativas. Pero tal parece que algo había cambiado, y justo el mes que no me hice esa prueba, algo pasó.

Mi esposo y yo éramos muy fan de la velocidad en autos y nos gustaba mucho correr en un Mustang que él tenía, hacer maniobras y más; pero en una de esas carreras yo me sentí mal y mi pancita se puso “dura”. Sentí el susto de la velocidad en mi estómago, y mi esposo, me dijo, “ay pareces abuela, antes te gustaba que corriéramos así el carro”.

Días después, también teníamos una moto y cada brinquito que daba sentía la molestia, una molestia del lado derecho. Pensé que pasaría ese síntoma, pero cuando pasaron tres días y seguía así, le dije a mi esposo: “llévame al doctor porque esto ya no es normal, no me duele pero tampoco se me quita esta molestia”. Así que nos dirigimos a un hospital y me hicieron una prueba embarazo de orina, no marcó las dos líneas, no sé si lo la hice mal o no marcó nada…. descartaron que fuera un embarazo y de ahí empezó mi diagnóstico como apendicitis.

Me dirigí al seguro social y me hicieron varios estudios, entre ellos una prueba de embarazo, y cuál va siendo mi sorpresa, que la doctora me dice ¡que estoy embarazada! Yo no lo podía creer porque ya habían sido años de estar intentándolo, y cuando por fin dejé de hacerme más pruebas, me doy cuenta que estoy embarazada. Como se pueden imaginar, me solté en un mar de llanto de felicidad, pues no lo podíamos creer.

Salimos del seguro social felices, y yo me fui a comprar chupones y cajitas para darle la noticia a toda la familia. Sin embargo, yo seguía con mi molestia del lado derecho, y ya sabiendo que estaba embarazada, me entró más miedo y volví al hospital. Estuve siete días internada; los doctores debatiendo mi diagnóstico entre apendicitis y embarazo ectópico. Me habían dicho que estaba bien mi embarazo, que se veía muy chiquito pues tenía 8 semanas, apenas se alcanzaba a ver.

Mientras estuve internada, llegaba un médico, y otro, y otro más a hacerme tactos, radiografías, nuevos ultrasonidos endovaginales (fueron 10 ultrasonidos endovaginales). Hasta que llegó uno que forzosamente me quería hacer un legrado (cuando todos los ultrasonidos endovaginales salían que estaba bien implantado el bebé). Llegaban doctores nuevos y cada uno traía una opinión diferente, decían que  mi embarazo era ectópico, pero sin ningún fundamento,  ni siquiera revisaban mi expediente, solamente me decían que porque no tenía los síntomas de una apendicitis, entonces me harían el aborto.

Yo estaba muy angustiada, no creía en ese diagnóstico, entonces le pedí prestado su celular a uno de los doctores practicantes y avisarle a mi esposo que me saque de ahí porque estaba mi vida en peligro por la apéndice y también la de mi bebé, porque cómo me iban a practicar un legrado sin fundamentos.

Me comuniqué con mi esposo y de inmediato me quiso sacar de ahí pero el doctor no me quería dar mi alta voluntaria, y fueron las trabajadoras sociales que me ayudaron a salir sin el alta voluntaria. Me dijeron que pusiera una demanda porque el doctor me había maltratado emocionalmente (se burlaba y decía que yo seguía para hacer el legrado, que me prepararan, hasta silbaba en forma de burla). Fue horrible estar ahí, bajé muchísimo de peso en los siete días que estuve, no comí nada, solamente me daban agua en una jeringa.

Y bueno…por fin vi la luz y salí, entonces fuimos con una doctora particular, me mandó a hacer un ultrasonido endovaginal, pues como no me dieron de alta voluntaria no me podían dar ningún documento de mi expediente, ni nada de ningún estudio que me haya hecho.

Y por el diagnóstico que teníamos muy confuso, la doctora me dijo que me tenía que operar de urgencia porque ya se veía líquido expandido en mi cuerpo (eran las 8 de la noche y ella me citaba a las 9 en el hospital para hacerme una cirugía). Mi diagnóstico fue apendicitis y embarazo ectópico.

Llegué a la cirugía y en la sala había un cirujano general, el ginecólogo, la doctora, el anestesiólogo y todo el equipo (aún recuerdo ese momento y vuelve esa tristeza y llanto).

Primero me hicieron cesárea sin abrir el útero y el ginecólogo dijo que el feto se encontraba perfectamente implantado así que él ya no tenía nada más que hacer en el quirófano, las trompas estaban bien, no había probabilidad de que el cigoto hubiera reventado en una trompa y que ese fuera el problema. Después se dan cuenta que mi apéndice ya estaba reventada, (no sufrí dolores fuertes, no me desmaye del dolor, no tuve náuseas y vómitos por la apéndice). La cirugía quedó bien, me tuvieron que poner medicamentos muy fuertes para la infección porque mi apéndice sí se había reventado, por los medicamentos tan fuertes perdí a mi bebé al tercer día de la cirugía (la doctora dijo que lo más probable es que lo perdiera).

Lo perdí y ha sido lo más doloroso que me ha pasado en la vida, yo tenía las esperanzas de que viviría y sería igual de fuerte que yo, pensé que iba a estar bien, pensé que iba a tener un embarazo bien. Pensé que con reposo y dieta iba a poder superar esto y seguir con mi embarazo. ¿Quién quiere perder un hijo que ha deseado tanto?

Han pasado tres años desde que estuve embarazada y no he logrado embarazarme son casi 8 años en total de estar en la búsqueda, y es muy triste estar a la espera, es muy triste haberme enterado de mi embarazo justo en mi aniversario, y es muy triste que solamente un día pude disfrutar de esa sensación, un solo día…

¡Gracias por leerme!

Todavía tengo las esperanzas de que algún día pueda disfrutar de un embarazo, tengo mucha fe en que lo voy a poder lograr algún día, que algún día en mi casa esté corriendo un niñito o una niñita, escuchar su llanto, abrazarlo y contemplarlo, ¡es mi mayor anhelo!  Y deseo también que todas ustedes logren algún día su positivo y disfruten de un embarazo.

Les mando un abrazo fuerte a todas y tengamos mucha fe y esperanza de que algún día lograremos tener un bebito.

 

Roxy