Es muy difícil empezar a escribir y recordar todo el camino que hemos recorrido. Tengo casi 8 años de casada y pasé 4 años intentando tener un bebé… justo cuando mi hijo cumplió 2 años fue que decidimos intentar un nuevo embarazo, nunca usamos métodos anticonceptivos por lo que creímos que no sería problema y que pronto crecería la familia.

Al principio cuando no llegaba (pensábamos bueno no hay ningún problema, sin apuro) después por cuestiones ajenas no coincidíamos en los días fértiles y no lo tomamos como un problema, siempre con mucha fe, pues nuestro primer hijo llegó muy rápido.

Yo me ilusionaba y tenía muchas ideas de cómo dar a conocer la noticia, tenía ya varios nombres en la mente por si era niña o niño, daba por hecho que, al tener un hijo, el segundo llegaría más fácil y sin problema alguno. Me sentía muy segura, me confié y me he topado con situaciones inimaginables…

Hemos pasado por momentos muy difíciles, enfermó un familiar directo y eso nos entristeció, aun así, no nos dimos por vencidos y seguimos en el intento y fue que empezó a pasar el tiempo y no pegaba, le echamos la culpa al estrés y me empecé a frustrar al ver que mujeres muy cercanas se embarazaban, de hecho, llegué a sentir que les di suerte porque cuando alguien me contaba su difícil situación, yo aun con mi corazón lastimado les daba ánimo y ¡pum!  ellas si se embarazaban, muchas de las cosas que yo pedí para otras personas se concedieron y lo que pedía para mí, no llegó.

Al cumplir 2 años intentando empezamos a buscar opiniones, hacer estudios, pero todo salía “normal” entonces me decían que no había tratamiento solo esperar… pero jamás imaginamos que nuestra petición iba a ser tan negada.

Fue cuando pensamos en realizar una inseminación, pero por una cosa u otra no se pudo y decidimos (un poco frustrados y cansados) dejar todo en manos de Dios. He pedido tanto por la llegada de mi segundo hijo, que no entiendo por qué no lo logramos. Sinceramente me harté y decidí que no quiero pedir más, no quiero buscar más y aunque me duela y me enoje, Dios es el dueño y tiene el control de todo y solo él sabe lo que hay para mí.

He buscado ayuda profesional, quería comprender qué estaba haciendo mal, sin ninguna respuesta, también hice todos los remedios posibles, tomé todo lo que me decían y nada funcionó.

Cada mes junto con mi menstruación llega la tristeza, el enojo, la frustración, depresión, rabia, en verdad me inundan tantas emociones que me duele el corazón, las ilusiones, esos planes y sueños de ser una familia más grande.

Anoche terminó mi última espera, tuve 2 casi 3 días de retraso y quien ha pasado o está pasando por lo mismo que yo comprenderá lo que significó ese tiempo, mi mente voló, mi ilusión se hizo enorme, mi esperanza reapareció, pero se desvaneció y digo la última porque he decidido iniciar con algún método anticonceptivo para sanar un poco mi mente y así dejar de pensar.

Me he sentido como una tonta por creer y esperar un milagro, un milagro que no llegará… sufro infertilidad secundaria y lo tengo que aceptar. Te lo escribo y lo digo con dolor, con enojo, con frustración y sí, en verdad me siento muy molesta por la situación. No soy el mejor testimonio, felicito de verdad a las mujeres que están en esta comunidad y han logrado embarazarse, yo he perdido mis esperanzas y con el dolor de mi alma, me he rendido. Gracias por leerme, me ha servido de un desahogo enorme.

Mary