¡Hola MTB, hola Ana!

 

Sabes, algo que me caracteriza es que cada que puedo me gusta compartir mi historia de vida, de forma que quien pasa por lo mismo no se sienta sola.

 

Hoy, la infertilidad sigue siendo como un tabú, es una enfermedad, pareciera que estás rota, “jodida”.  Pero saben qué creo, que ni siquiera es que se trate de mala suerte, creo que solo es algo que nos tocó, no sé por qué, pero creo que es algo “normal”. Y saben qué, tampoco somos minoría.

 

Me enoja demasiado que hablen a veces del embarazo tan a la ligera, que te digan que te vas a embarazar si te emborrachas o si te vas a la playa. Las que pasamos por esto, sabemos que va mucho más allá.

 

Ana, te cuento que tuve la fortuna de tener un hijo, pero para lograrlo mi esposo y yo pasamos por muchas cosas.

 

Fueron alrededor de dos años que no utilizamos anticonceptivos, ni protección al momento de estar juntos, nunca logré embarazarme. Lo que para mí, significó una señal de alerta. Busqué una ginecóloga que aunque no era especialista en fertilidad, era lo máximo y me sentía muy a gusto con ella.

 

Desde ahí comenzamos a realizarnos estudios e iniciamos con la estimulación ovárica. Teníamos nuestras fechas para tener relaciones o como tú le dices, hacer la tarea.

 

Pasamos el cuarto ciclo y quedamos embarazados. La realidad, es que fui muy afortunada pues solo tuve un breve sangrado al inicio de mi embarazo, que con reposo y progesterona, se solucionó.

 

Soy venezolana y nos mudamos a México hace aproximadamente 4 años, por lo que decidí esperar un poco para embarazarme (pero hoy creo que fui muy tonta por no querer embarazarme pronto, o poco después de mi primer hijo).

 

Tenía aproximadamente un año aquí cuando me enteré que estaba embarazada, justo lo supe una semana antes de mi aniversario de bodas. Estaba tan emocionada por darle la noticia a mi esposo… pero un día antes de nuestro aniversario comencé con sangrado nuevamente (como en mi primer embarazo). Aún no contaba con una ginecóloga en México, por lo cual preferí llamarle a mi doctora de Venezuela. Me recomendó reposo absoluto y progesterona. Cuando salí a comprarla, mi sangrado aumentó. Al día siguiente acudí a cita con una ginecóloga y mi angelito ya se había ido.

 

Allí, comenzó mi larga carrera con la infertilidad secundaria. Tanto a mi esposo como a mí, nos han hecho mil y un estudios para saber qué es lo que pasa. Todo indica que está todo “bien y normal”, pero simplemente no me embarazo.

 

Iniciamos con esta doctora, estimulación ovárica y relaciones programadas por 6 meses, nada. Después de eso, hemos detenido todo varias veces por cuestiones económicas. Pero ahorramos otra vez y comenzamos de nuevo…

 

Vamos de esfuerzo en esfuerzo, ahorramos y nada. Tratamos de hacer todo para realizar una inseminación, pero los ovarios no respondieron. ¡Vamos por otro ciclo! Realizamos la inseminación. Resultado negativo.

 

Vamos por otro ciclo, sobreestimulamos y se cancela la inseminación por el riesgo de embarazo súper múltiple (más de 3).

 

Hacemos un esfuerzo más y ahorramos. Hacemos todo para inseminación. Finalmente desistimos y pensamos en la adopción y llegamos a la triste realidad…

 

Es un proceso de entre 3 y 6 años. Yo tengo 37 y mi esposo 40. Tenemos un hijo. Somos extranjeros. Así que, no somos prioridad.

 

Queríamos recurrir a la in vitro, pero a mi suegra le regreso el cáncer y todas nuestras finanzas se van a su tratamiento.

 

Y aquí estoy. Contando mi historia. Pidiendo un milagro y no sé de dónde, pero sacando fe para seguir adelante.

 

Sandra