¡Hola, Ana! Me encantaría pertenecer a esta comunidad y compartirles mi historia.

He pasado por tres legrados a raíz de embarazos anembriónicos, y en cada uno de ellos, cuando estaba en mi semana 6 o 7 y me tocaba cita para escuchar su latido, el resultado es que no lo encontraban. La última vez que me sucedió fue en diciembre de 2020.

Pero hace dos semanas me di cuenta que estoy embarazada nuevamente, y el miércoles pasado que fui a la tan temida cita, ¡me confirmaron que había un latido! Hay un bebé en proceso y sigo pidiendo que mi embarazo llegue a su término y nazca este bebé tan deseado. ¡Estoy tan feliz y contenta con mi noticia!

Cuando encontré su pagina me sentí identificada y por eso no dudé en escribirles… sinceramente nunca tenemos una verdadera idea de cuántas personas son las que pasamos por situaciones como esta; los tratamientos a veces son muy costosos y esa ilusión de embarazarnos se vuelve muy lejana.

Es por ello que con mucho gusto te cuento mi historia, porque creo es la forma de apoyarnos entre todas.

Todo empezó cuando en febrero de 2019 me entero que tengo hipotiroidismo -aunado a que siempre he sufrido de ovario poliquístico-, por lo que traté de llevar un control constante con mi ginecólogo, pero siempre fui regular, independientemente de mis desajustes hormonales.

En diciembre del 2020 me entero que estoy embarazada pero nos dan la triste noticia de que no hay embrión, que es un embarazo anembrionario, pues ya al buscar el latido del bebé y por las semanas y el tamaño del saco gestacional, debería de haber y no había nada. Entonces proceden a internarme el 3 de diciembre del 2020 para practicarme un legrado clínico.

Fue un mes demasiado difícil para mi esposo y para mí  y decidimos irnos a Estados Unidos para evadir todo y alejarnos literalmente de todo.

En febrero volví con el ginecólogo a revisión, quien me volvíó a hacer estudios hormonales y me prescribió una dosis mayor del tratamiento de hipotiroidismo, además de que me dio metformina y ácido fólico, los cuales me señaló que debían tomarse ya sin intermitencia.

Dentro de los estudios clínicos que me pidió, me señaló que tengo otro problema, pues no todos los meses ovulaba. Ahí se me empezó a caer el mundo encima pues sin duda ya solo iba a poder embarazarme mediante reproducción asistida.

Aquí en este punto, mi esposo y yo atravesamos una situación económica complicada, ya que él en su trabajo no estaba ganando tan bien, la mayor carga económica la tenía yo y él indirectamente aunque es de mente muy abierta si le afectaba que no fuera “el fuerte de la familia”. Entonces tomamos la decisión de que se fuera a trabajar a Estados Unidos, ya que él es de allá, de California.

Yo por apoyarlo lo acompañé a que se instalara y después me regresé a mi trabajo en Chihuahua. En julio me operé de la vista, ya que usaba lentes y tenía “perrillas” que me salieron en un ojo, y pues a partir de esas dos cirugías él comenzó a venir cada semana a verme.

El 19 de julio del 2021, me bajó dos días pero yo traía conflictos en el trabajo y no le tomé mucha importancia y  el 30 de julio me vuelve a bajar pero igual dos días (yo seguía sin hacerme ilusiones pero tampoco nos estábamos cuidando). Llegó finales de agosto y durante una semana tuve problemas estomacales, hasta llegué a pensar que tenía COVID-19 y entonces fui con un médico general a revisión y me dijo que por las fechas podían ser dos cosas: “ya traes un retraso y puede ser un embarazo, o bien puede ser una colitis aguda, vamos a hacerte estudios y ya definimos tu tratamiento”.

El 29 de agosto me hice una prueba de sangre, pues durante el día estaba todo muy bien, comía todo, pero nada más llegaba la noche y parecía que iniciaba una revolución en mi cuerpo, me vencía el sueño, nauseas, dolor de cabeza, me sentía débil. ¡Y oh sorpresa, mi prueba salió POSITIVA!

Le llamé a mi ginecólogo, el Dr. Tovar, un excelente médico y sobre todo especializado en tema de fertilidad, me dio cita al día siguiente y estuve puntual en su consultorio, platicamos de lo sucedido.

Durante la revisión me hizo una ecografía endovaginal y la bolsa estaba ocupada, ¡había un embrión! Para esas fechas tenía unas vacaciones planeadas con mi mamá y hermano pero las tuvimos que cancelar porque tenía cita una semana después para escuchar el latido de mi bebé. Iba con muchos nervios e ilusión a esa cita, pero me dieron la noticia más maravillosa: “Hay un embrión que está creciendo, que está palpitando súper fuerte y va acorde a su medida en relación a las fechas”.

Yo no me la creo, lloro de emoción… Sigo en tratamiento pero todo va muy bien y de la mano de Dios siempre pedimos por el bienestar y salud de nuestro “bebesito” como le decimos hasta ahora que no sabemos qué género es.

Todo ha sido muy distinto, no sé si son mis síntomas o mi GRAN ILUSIÓN, soy de complexión robusta y a pesar de ello, noto cómo va creciendo mi vientre.

Me gusta mucho su página, hay cosas que uno no sabe cómo expresar porque quienes pasamos por ello, sentimos que no nos van a entender y mi intención es poder compartir mi historia para que sepan lo importante que es buscar ayuda y confiar en que todo va a salir bien.

Espero poder seguir en contacto y sobre todo con bonitas noticias de mi bebesito.

Un abrazo enorme.

Alejandra.