Hola Mom To Be, les quiero contar mi historia de vida pues desde joven supe que tenía problemas de fertilidad y cuando conocí a mi novio quise ser muy honesta desde el principio y le compartí que esto era un tema importante del cuál debíamos hablar.

Él siempre fue muy comprensivo y en el 2015 nos casamos por lo civil y quisimos comenzar a buscar nuestro bebé.

El primer paso fue buscar a una ginecóloga y desde un inicio me mandó pastillas anticonceptivas para intentar regular mis periodos pero no lográbamos mejorar, pasaron tres años y ningún positivo.

En el 2018 nuevamente cambiamos de médico, esta vez me dieron un tratamiento para ovular y en el cuarto ciclo, en enero del 2019 logramos el embarazo. Estábamos muy felices y todo iba tan bien que decidimos casarnos por la iglesia. Pero nuestra felicidad duró poco…

Estábamos en la semana 8 y el doctor no encontró latido de mi bebé, y la fecha de la boda era en unos días y no podíamos cancelar la boda porque venían familiares a quienes no les podíamos cancelar de último momento, sin embargo, al no arrojarlo sola me debían programar para un aspirado el cual sería dos días después de la boda religiosa.

Llegó el día de la boda y terminando la misa empecé con un dolor muy fuerte (como contracciones). Arrojé a mi bebé llegando a la terraza de uno del evento más esperado para nosotros. Después de eso mi boda no fue lo que había esperado toda mi vida. Pero juntos logramos recuperarnos de uno de los momentos más difíciles.

Llegamos al año 2020 y en septiembre cambiamos nuevamente de médico, esta vez me dicen que nos vayamos por una inseminación, así fue y logramos nuestro positivo. Pero en la semana seis volvieron los dolores y el sangrado… esta vez terminó todo con aspirado, pero lo realizaron mal y me causó daño en mi cervix.

Después de ese momento tan doloroso ya no quería pasar por más dolor, pero mi esposo me convenció de ir a una clínica de fertilidad y así fue, en octubre llegamos con nuestro gran médico que tenemos actualmente.

Él me pidió tantos estudios para llegar a mi diagnóstico; ovario poliquístico y anovulación, además de pérdidas recurrentes de embarazo.  Así que en diciembre iniciamos un nuevo tratamiento. Nuestro médico desde un inicio fue muy claro, tres intentos en relaciones programadas y si no funcionaba nos íbamos a invitro.

Durante el segundo mes de relaciones programadas a finales de enero de este año 2021, ¡logramos nuevamente el positivo! La beta era alta y logramos dos bebés mellizos, ambos con latido en la semana 6 y con inyecciones diarias para evitar la pérdida gestacional, pero en la semana 9 un mellizo dejó de crecer y de latir su corazón. Eso me desbarató, pero estaba aún mi otro guerrero y no podía tirarme al piso, aún había un bebé por el que luchar.

En mi semana 14, me hacen cerclaje (el cerclaje cervical es un procedimiento para reforzar el cuello del útero durante el embarazo) Pero por el daño que causó el otro doctor, no cerraba ni con dosis altas de progesterona, así que entramos a quirófano, anestesia en la espalda para poder poner el cerclaje, pero esto causaría que mi embarazo sea de alto riesgo y dejé de trabajar para estar en reposo relativo.

Hoy, les quiero compartir que después de una lucha contra la infertilidad, estoy en la semana 36 y aunque quiso adelantarse, esperamos que logremos unas semanas más para recibir a mi guerrero, Manuel Alejandro.

Mi consejo es que busquen uno, dos, tres o como en mi caso el cuarto especialista fue el indicado, pero el dejarme acompañar por este proceso de mi esposo fue la clave, y cuando yo quería tirar la toalla, él me dijo vamos a internarlo nuevamente y buscar más clínicas de fertilidad, como bien dicen, la lucha contra la infertilidad es una batalla en equipo.

Lupita.