Estamos rodeados de información, nadie se salva de ese bombardeo constante que hace que muchas veces no sepamos distinguir entre lo que es real o… las famosísimas “fake news”, jejeje. He de confesarles que hace poquito me vi inmersa en ese ir y venir de mensajes y el resultado… pfff, jamás lo vi venir.
Resulta que Carlos y yo fuimos a una reunión familiar, con uno de los tantos primos de mi gordito que casi no frecuentamos (exagero si los vemos dos veces en el año), pero uno de los propósitos de este 2019 fue “mayor convivencia con la familia” (a pesar de los comentarios o preguntas incómodas) y, pues allá vamos.
Allí nos encontramos a una tía que teníamos siglos sin ver, la mujer vive en el norte del país, pero le dieron ganitas de visitar a la familia “chilanga”. No habían pasado más de 5 minutos después del reglamentario “¡hola!”, cuando apareció la incómoda pregunta “¿y la familia para cuándo? ¿Ya se están tardando, no?”. No les voy a mentir, mi primera reacción fue irme directo al cuello y aniquilarla, o mínimo gritarle “¡ya siéntese señora!”, jajaja, perooo otro de nuestros propósitos es hacer frente a este tipo de comentarios y decir abiertamente “no hemos podido”.
Creo que nuestra respuesta fue como un balde de agua fría para la tía, y avergonzada nos dijo: bueno, si ya fueron al médico, ¡seguro pronto pegará!
Así, todo bajo control o al menos eso creíamos. Pero de la nada la tía volvió a soltar una bomba: oye Carlos, ¿a ti, te dieron paperas?
Esperen…¡¿QUÉ?! Ninguno de los dos sabía cómo reaccionar, debíamos reírnos, ignorar el comentario, ¿qué se contesta a una pregunta que nada tiene que ver con el tema anterior?
Creo que la tía vio nuestras caras y entonces comenzó a platicarnos la historia de sus vecinos, que, al igual que nosotros habían tratado y tratado de tener hijos… sin lograrlo. Hasta que el médico comenzó a indagar en las enfermedades de la infancia de ambos y… ¡ahí estaban las paperas!
¡¡¿¿QUEEEEÉ??!! Imagínense mi asombro, que casi me caigo de la silla, no podía ocultar mi cara de incredulidad acerca de esta historia… y allí descubrí que lo que conozco acerca de la infertilidad, es ¡¡NADA!!
Al llegar a casa, el tema seguía haciéndome ruido, por lo que me puse investigar un poco más sobre esto… resulta que encontré que aunque las paperas son una enfermedad “sencilla” que se cura en un par de semanas cuando somos niños, existen aunque es muuuuy raro, algunas complicaciones que pueden ser graves. ¡Wow, y yo que pensaba que la reunión familiar sería sólo una sesión de chismes!
Al parecer, si te dan paperas cuando eres todo un puberto o en la etapa reproductiva, se puede ocasionar una enfermedad en los testículos llamada orquidis y aunque textual dice “por lo general no conduce a la incapacidad de tener hijos”, me hace pensar que ese mito, no lo es tanto.
¡Uff! Por suerte la mamá de Carlos nos confirmó que jamás le dieron paperas, así que no hay porqué preocuparnos. Pero seguro en la siguiente visita con mi doctor sacaré el tema… todo sea para eliminar las dudas.
¿Ustedes se han topado con alguna de éstas “teorías”? ¿Creen que todo es un mito o que muy en el fondo tienen algo de verdad? Me encantaría leerlas y así compartimos opiniones.
Ana.
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