Hola comunidad de Mom to Be, de nuevo quiero ser parte del blog y de las historias que se enfrentan a la infertilidad. Hace unos meses compartí mi historia ya que había logrado por fin mi anhelado positivo, pero bueno nadie nos prepara para el otro lado de la maternidad, cuando esperamos vida y recibimos muerte. Es algo súper duro de vivir y bueno les cuento que después de cantar victoria por nuestro positivo y de dar la noticia a nuestras familias (todos felices y encantados) realmente el tiempo que duró mi embarazo fue magnífico, sin ningún malestar…

Pero como ya sabrán algunas de nosotras que pasamos por tratamientos de fertilidad tuve que hacer mi primera beta, la cuál salió positiva el 6 de enero de este año, el mismo día que sepultamos a mi papá, otra gran pérdida en mi vida, a la semana tuve que repetirla y volvió a salir positiva y esperamos una semana más para poder acudir a nuestro ultrasonido.

Al llegar ese día ahí estaba, nuestro hermoso bebé, fue la primera y única vez que lo vimos y escuchamos sus latidos, tenia 6 sdg (semanas de gestación), estábamos felices, todo “estaba bien”, implantación, etcétera, y me citaron en 4 semanas, cuando cumpliera 10 sdg.

Recuerdo tan bien ese día, era sábado 19 de febrero y al entrar a la consulta, algo en mi corazón me decía que algo no estaba bien y solo recuerdo que yo misma traté de tranquilizarme diciendo:

– “tranquila , cuando te hiciste la primera prueba no te sentías embarazada y lo estabas.”

Mis exámenes prenatales estaban todos excelente, peso, todo, sin embargo al momento de hacerme el ultrasonido vi la cara de nuestro médico, quien solo me dijo que tendría que hacer el ultrasonido vía vaginal, porque había unas mediciones que tenía que hacer, desde ese momento supe que en efecto, algo no estaba bien…

Después de hacerme de nuevo el ultrasonido, decidí romper el hielo y pregunté:

– “¿todo estaba bien?”

Y ahí escuché eso que jamás quisiéramos oír.

– “Lo siento mucho, ya no hay latido y el bebé dejó de crecer hace 3 o 4 días”

Mi mundo se vino abajo, ¿cómo había podido pasar esto? Y después de batallar tanto para lograr ese positivo, lograrlo y ahora perderlo.

No entendía nada, el doctor nos propuso mandar a analizar a nuestro bebé, pues al saber de nuestro problema de fertilidad dijo que al hacerlo, podríamos prevenir pérdidas futuras, así que accedimos. El 21 de febrero fue mi legrado, el proceso más triste que he vivido, luego de dos semanas nos entregaron los resultados de nuestra bebé, era una hermosa niña, que tenía síndrome de turner, sabía algo de eso por mi trabajo y solo nos dijeron que “había sido mala suerte” , que era una alteración cromosómica que ocurría al azar y que la mayoría de estos embarazados, terminaban en aborto como el mío y solo una de esas niñas llegaría a nacer. Me dijeron que esto pasaba en una de 2500 mujeres embarazadas de niñas, y pensé, “de nuevo era parte de una estadística”, tanto en fertilidad como en estos acontecimientos.

Hoy más que nunca reitero lo importante que es acercarse y buscar especialistas en fertilidad, que puede ser un Biólogo de la Reproducción, un andrólogo clínico, un endocrinólogo y hasta un genetista. Ellos me han dado muchas respuestas y claridad en este proceso que antes no tenía…

Ha pasado un mes de nuestra pérdida, sin embargo no pierdo las esperanzas de seguir intentando ser mamá, comunidad de mom to be, no hay que rendirnos nunca, confío en mi cuerpo y sano cada día mi corazón. Espero algún día volver a lograrlo pero con un gran final y tener a mi bebé en brazos, ahora me tocó maternar de una manera diferente, hoy tengo un bebé estrella a la que llamamos Zaida, pero esperando lograr tener hijos aquí en la tierra, las abrazo con el alma.

Diana