¡Hola, Ana! Hace tiempo comenté una foto que publicaste en Mom To Be y parte del mensaje que me respondiste era para preguntarme, “si me gustaría contarte mi historia…” y pues aquí estoy.

Mi esposo y yo cumpliremos este diciembre dos años de matrimonio y desde el comienzo quisimos embarazarnos, yo sabía que no iba a ser de inmediato pues mis ciclos siempre han sido muy irregulares (nunca cada mes), pero nunca imaginé que iba a ser casi imposible embarazarme.

Después de medio año acudimos con una ginecóloga que me recetó un tratamiento hormonal con el objetivo de normalizar mi ciclo y estimular a mis ovarios para producir óvulos, tres meses después y no teníamos ningún resultado positivo y decidí dejarlo por la paz porque me generaba demasiado estrés mes a mes la llegaba de mi regla; así que decidimos tomarlo con calma.

Dejamos el tratamiento y comenzamos a tomar suplementos y vitaminas que ayudaran a nuestra fertilidad, y además me he dado a la tarea de investigar más sobre el ovario poliquístico y sé que si hay una probabilidad alta de lograr embarazo, ¡entonces eso me regresa la esperanza!

En cuanto al aspecto emocional, definitivamente es desgastante y triste, aunque por ahora tratamos de ser felices y disfrutar nuestra vida, nuestro matrimonio, ambos sabemos que siempre está el tema de la infertilidad como un obstáculo que no hemos superado, de repente llegan momentos de llanto, en los que ambos nos apoyamos porque una de las cosas principales para enfrentar este tipo de problemas es precisamente eso, mantenerse unidos.

Este proceso ha sido una montaña rusa de emociones, hace un mes mi esposo y yo recibimos la noticia más maravillosa en nuestra vida, una prueba casera de embarazo que no podíamos creer que al fin era positiva, ante nuestra impresión confirmamos con otra prueba más (y sí, no estábamos soñando, era real)  Después comenzó el proceso de consultas y ultrasonidos, todo perfecto, ahí estaba mi bebé de 4.5 semanas, ¡realmente un milagro!

Todo esto sucedió justo en la semana en que mi esposo se iría a Estados Unidos para participar en un torneo de box, cabe mencionar que nuestro plan era utilizar todo el dinero de sus peleas para pagar nuestra FIV, pero ahora milagrosamente estos planes cambiaron y nos dio un gran respiro, ahora podíamos contemplar esa cuestión económica para otras cosas.

Así pasaron algunas semanas, y estábamos ansiosos porque terminara el primer trimestre para dar la noticia a nuestras familias y amigos (aunque nuestros padres ya lo sabían).

Pero la vida da giros inesperados y hace un par de las semanas las cosas comenzaron a ir mal, comencé a manchar mi ropa interior y fui a consulta de inmediato buscando dos opiniones médicas distintas y con ultrasonidos en mano todo parecía ir bien pero las manchas en mi ropa continuaban intermitentes, de repente era ya muy poca cantidad (y ni siquiera llegaba a ensuciar la ropa interior). Aún así me mandaron tratamiento para prevenir cualquier cosa.

Esta semana todo comenzó a ir peor y nuevamente acudí al medico, después de hacerme dos ultrasonidos, lo que tanto temía era ya una realidad y ya no había latido del bebé, yo sentía en el fondo que algo no estaba bien… mi diagnóstico fue aborto diferido.

Es una noticia que no se puede asimilar de momento y aunque cayó como bomba, no tuve otra opción que mantener la calma porque mi salud podía comprometerse y debía tomar sola las decisiones lo más pronto posible porque mi esposo no estaba en México. Así que agarré fuerza de donde pude y me enfrenté a la situación con todo el apoyo de mis padres y con mi esposo al pendiente de todo. Fue la experiencia más dolorosa física y emocional que he vivido, cuando me llevaron a mi habitación el primer pensamiento que tuve fue «mi bebé ya no está más adentro de mí».

El dolor emocional es indescriptible, hoy desperté pensando que todo había sido un sueño, pero la realidad me volvió a dar un tremendo golpe al sentir mi cuerpo adolorido y recordarme con ello que todo había sido real… y pues estoy ahora aquí viviendo este proceso, tratando de ser lo más fuerte posible, llorando de a ratos y buscando razones para sonreír, buscando las mejores palabras para mi esposo, quien se encuentra destrozado, si yo no lo hubiera detenido, hubiera tomado tomado el primer vuelo de regreso pero aunque me hacía falta aquí, sabía que él debía seguir allá con los planes que teníamos y aún con todo el dolor de ambos hay que tratar de continuar…

Por lo pronto estaré viviendo un día a la vez, viviendo mi proceso de duelo, permitiéndome vivir todas las emociones y sentimientos que eso conlleva pero sin detenerme, enfrentándome a esto y avanzando a la vez.

Dios, la vida, el universo y el cuerpo son muy sabios. Y solo me queda la resignación de que todo sucede por algo, por ahora, como bien dices quiero sanar mi cuerpo y principalmente mi alma y mi mente.

Definitivamente todo tiene una razón de ser y hay que aceptar las pruebas grandes que se nos presentan, muchas gracias por leerme y por tu respuesta, espero que con mi historia sepan que somos muchas en este camino.

Vanessa