Hola Ana, te agradezco enormemente este espacio que nos brindas para desahogarnos… Algunas veces, hay temas o CULPAS que NO quisiéramos que nadie más se entere, esas historias que son casi imposible que compartamos; para mí fue bastante vergonzoso cuando el médico me lo confirmó. Hasta que llegué aquí…

 

Te cuento cómo comenzó….

Hace justo un mes cumplí 36 años, soy soltera, no precisamente sola, he tenido varias parejas en mi vida y siempre navegué con completa libertad sobre mi cuerpo, mis emociones, percepciones y sentimientos. Llevaba una vida divertida y feliz, ya saben lo que muchos le llaman: “vida loca”. La verdad es que jamás me incomodó, al contrario, ese estilo de vida, ¡me daba justo lo que necesitaba! Para que se den una idea, en un par de ocasiones, tuve dos parejas quienes buscaban una relación más seria y estable, perooooo en mi interior, no era un plan que me llenara y terminé por decirles bye bye… No era algo que yo quería, al menos no con ellos.

 

Después conocí a Luis, no soy buena con las fechas, pero creo fue hace aproximadamente un año, y él al igual que yo, cree que la felicidad no se obtiene por títulos, ni firmas en algún documento, son los momentos que pasas con las personas, los que te llenan el corazón…

 

Luis y yo tenemos una de esas “conexiones mágicas”, lo sé, al describirles esas palabras ya se podrán imaginar lo enamorada que estoy de él, y creo que es recíproco. Sin embargo, desde que inició nuestra relación ha sido claro conmigo, no busca una relación seria y aunque yo no quiero boda, vestido blanco y tanto protocolo, estoy fielmente convencida que lo elegí a él para padre de mi hijo. Como dicen, cuando sabes, LO SABES.

 

Después de conversar a fondo con Luis, de una forma muy mágica como siempre ha sido nuestra comunicación, le pedí que no me juzgara, pero es MI MOMENTO, así que sin temor alguno, ¡le propuse que hiciéramos un bebé! Pero la responsabilidad y todo, lo haría yo sola. ¡Él aceptó!

 

Comenzamos como cualquier “pareja” a intentar que pegara, así sin mentirles nuestra relación sexual mejoró muchísimo, lo intentábamos todoooo el tiempo. Después del tercer mes, ¡nada!, y yo de intensa decidí ir al médico, pues ahora que estaba decidida, no quería esperar. Me hicieron las revisiones ginecológicas de rutina, el interrogatorio de parejas sexualesmétodos anticonceptivos, etc, etc. Con resultados en mano, intuía que algo no estaba bien, aunque no sabía qué era, porque uno no entiende mucho de números ni términos médicos.

 

Ahí va la explicación o al menos el resumen que entendí. Resulta que me detectaron gonorrea y clamidia, y al parecer tengo bastante tiempo “conviviendo” con estas dos enfermedades, pero al no presentar síntomas TAN obvios, pues…jamás se me cruzó por la mente visitar al especialista.

 

Mi ginecólogo me contó que éstas son las enfermedades de transmisión sexual más frecuentes y que desaparecen con un tratamiento de antibiótico, todo muy sencillo; pero, al no atenderme en mucho tiempo, compliqué todo el panorama. Heme aquí con el diagnosticó de enfermedad inflamatoria pélvica y con eso una baja probabilidad de convertirme en mamá

 

Pues sí, tengo 36 años y esa vida de libertad la disfruté, no voy a negarlo, pero en este momento de mi vida tengo todo en contra para tener un bebé; la edad, la enfermedad inflamatoria pélvica y las ETS, pues continuo en tratamiento para desaparecerlas. Sin duda, en este instante, uno hace un recuento de qué fue lo que hice y aunque tendría una vida en libertad, porque sigo creyendo en ello, ¡definitivamente lo haría de forma distinta!

 

Vania