Esta semana ha sido una de las mejores, una de mis amigas más longevas, jajaja, está de visita en la ciudad y yo estoy que salto de felicidad.

Erika es amiga mía desde la secundaria y hemos vivido un sinfín de experiencias, buenas, malas, felices y tristes…pero siempre juntas. Trabaja en la industria de la hotelería y desde hace unos años se mudó a Panamá por trabajo, así que no tengo la oportunidad de verla tan seguido como quisiera.

 

Obvio no nos ha parado la boca, recordando nuestros tiempos de secundaria, los ex novios, los malos cortes de cabello y obviamente los kilos de más que nos agobiaban tanto.

 

He de confesarles que cuando era peque, el peso era uno de mis más grandes conflictos. Amaba la comida y creo que el sentimiento era recíproco, pues estaba como 20 kilos arriba. La palabra dieta me ponía de malas y…me daba más hambre, jejeje (pretextos para seguir comiendo sin control).

 

Me deprimía ver a mis amigas delgadas, pero por más que lo intentaba, no podía deshacerme de esos “muffin tops”. Fue hasta que comencé la universidad que mi metabolismo se agilizó y comencé a perder esos terribles kilos. Pero, aquí entre nos, me da un poco de miedo regresar al peso que tenía en esos años. Así que cuido muchísimo mis porciones y hago bastante ejercicio.

 

Tanto Carlos como mis amigos, me dicen que debería subir un poquitín de peso, pero…yo me siento bien y, todos sabemos que jamás puedes tener contentos a todos o “estás muy gorda” o “muy flaca”. Así que mi mantra es “mientras me guste cómo me veo y siento…todo está bien”.

 

Pero no contaba con que Carlos me aplicara la misma que yo usé con él. Agendó una cita con el médico para que revisara que todo estaba bien con mi peso y… resulta que estoy un poquitín debajo de lo que debería pesar.

 

Bueno, ¿qué tanto es tantito? Además, de tener sobrepeso a bajo peso…mejor lo segundo, ¿no? Pues ¡NO! Según mi doctor, el tener menos de la masa corporal necesaria es factor suficiente para causar ciclos irregulares en el periodo, así como menores niveles de estrógeno y un mayor riesgo de anovulación, es decir que los ovarios no liberen óvulos, incrementando las  posibilidades de infertilidad.

 

Wow wow wow…Yo ya no entendía nada, se supone que para ser más sano te piden que moderes tus porciones. ¿Ahora me piden que las aumente?

 

Antes de que siguiera alterándome, el médico comenzó a explicarme que cuando la grasa corporal es mínima, se interrumpe el flujo de hormonas del cerebro a la glándula pituitaria, encargada de ordenar a los ovarios que liberen un óvulo. Por lo que, aunque tengas muchos óvulos sanos, no puedes quedar embarazada porque no los estás liberando.

 

Esto se puede corregir al cambiar la dieta, de este modo alcanzaremos un peso adecuado, la grasa corporal estará en el rango saludable y como consecuencia el ciclo de tu periodo volverá a ser normal.

 

Después de analizarlo detenidamente, lo decidí…por ahora, es mil veces más importante convertirme en mamá y si debo cambiar “pequeños” aspectos de mi vida, ¡lo haré!

 

¿Ustedes qué opinan? En verdad me encantaría leer sus opiniones.

 

Ana