“¿Qué una mujer es fértil sólo por el hecho de que cada mes le baje?” ¡Pfff, no podía estar más equivocada! Y lo aprendí de la peor forma.

Después de ver a un montón de amigos tener embarazos “sorpresivos”, se apoderó de mi el monstruo “¿Y por qué yo no?” y por mi cabeza empezaron a pasar un millón de cosas. Evalué la estabilidad que tengo con mi pareja (tenemos poco de habernos mudado, pero todo va bien), mis gastos personales y lo que puedo ahorrar si divido bien mis quincenas y pensé “mmm, todo parece estar en el momento justo para lanzarnos en esta aventura”, y así fue como comenzamos a “hacer la tarea” sin protección.

¿Divertido? ¡OBVIO! ¿A quién no le gusta hacer ESA tarea?

Pero después de un rato de hacerla en cada rincón de la casa (perdonen las imágenes mentales, jajaja) sin tener el mismo resultado que nuestros amigos, comenzamos a sospechar que algo raro pasaba.

Aproveché mi cita con la ginecóloga para preguntarle si a caso se debía al estrés o si nuestra alimentación tenía algo que ver o incluso si los anticonceptivos seguían teniendo cierto efecto en mi.

Mi doctora abrió mi expediente y comenzó a preguntarme un sin fin de cosas y al no encontrar nada raro me mandó con un colega suyo experto en fertilidad. La verdad pensé que era una exageración y que sólo quería sacarme más dinero, pues tengo mis ciclos regulares y no he tenido ninguna complicación médica. Pero de todas formas fui.

Ya en la cita, el médico experto comenzó a hablarme de algo que en mi vida había escuchado (¡ojo ahí, maestros de biología!): reserva ovárica.

“Disculpe, pero yo no he gastado mis óvulos en nada. Estoy aquí justo por eso, no me he embarazado ni una sola vez”. El doctor me miró súper asombrado, pero entendió que en verdad no bromeaba y me comentó que la reserva ovárica es la cantidad de óvulos con los que dispone una mujer y marca qué tan fértil es.

Al parecer todas nosotras nacemos con cierto número de óvulos, los cuales van disminuyendo con la edad y cada que llega ese “maravilloso día del mes” en el que las hormonas nos atacan, es algo natural. El problema viene cuando ya estás, mmm…algo madurita y quieres tener hijos, pues, la calidad de tus óvulos no es la misma a la que tenías a los 20. ¡Maldita juventud!

Y…al parecer es lo que me está pasando. La edad me está cobrando factura, vaciando mi reserva ovárica.

Sé que suena horrible y que debería estar deprimida a mil; pero sé que si me dejo caer es posible que ni yo ni nadie me pueda levantar, así que…trato de ser positiva y evaluar mis opciones (al menos es me distrae del llanto amargo que tengo atorado en mis ojitos).

A mi pareja le costó algo de trabajo procesar la noticia (como si fueran sus ovarios los que se fueron por el drenaje), pero…al final ganó lo mucho que nos amamos y la historia que tenemos, así que hicimos este problema algo de los dos, y como tal, lo vamos a enfrentar juntos.

Según mi médico, necesitamos comenzar una estimulación ovárica, para así tener más óvulos y lograr una fertilización in vitro exitosa. Así que…vacié mis ahorros y deposité toda mi confianza en él.

Ahora sólo queda esperar para estar listos para intentarlo y esperar que funcione a la primera.

Por cierto, ¿conocen a alguien a quien le haya funcionado a la primera? ¿Eso pasa o tendré que empeñar hasta el gato para lograrlo?

Marce