¡¡Familia MTB, estoy de regreso de un increíble viaje!! En verdad no saben lo mucho que le agradezco a Carlos por llevarme, distraerme y amarme tanto. De vez en cuando uno necesita que la consientan más de la cuenta.

Todo iba de maravilla, mi mente venía con un nuevo aire de esperanza y paciencia…se podría decir que estaba en un modo bastante “zen”, donde todo era amor y paz.

Pero…siempre hay un “pero” en estas situaciones, justo cuando regresé a la oficina, me enteré que una de mis compañeritas está embarazada. La noticia fue como un corto circuito en mi sistema, estrujando mi corazón. Fue en ese momento cuando el monstruo de los celos y la envidia se comenzó a apoderar de mi.

Era plenamente consciente de mis sentimientos. Me sentía abatida y avergonzada al mismo tiempo. Avergonzada porque sabía que debía demostrar una alegría que realmente no sentía. En resumen, me sentí la peor mujer en la Tierra. ¿Qué clase de persona soy!

Con un sentimiento dulce/amargo, puse buena cara y la felicité. Y…puede que no me crean, pero al abrazarla, lo hice de corazón. Al final del día, ella no tiene la culpa del camino que nos tocó recorrer a Carlos y a mí para lograr lo que ella ya está viviendo.

Al regresar a casa comencé a escribir esta entrada, como desahogo y terapia; y me di cuenta que el ataque de celos fue una de las caras del “Síndrome de la buscadora rabiosa”, sí, ese momento en el que piensas “¿por qué ella sí puede y yo no? ¿Por qué ella puede quedar embarazada sorpresivamente y yo tengo que pasar por todos estos estudios y pruebas? ¿Qué acaso no me lo merezco también?”.

Saben una cosa, la infertilidad me cambió. Existe un antes y después de mi diagnóstico, lo que antes me entristecía, ahora me parece una bobería al lado del hecho de no poder tener hijos sin la asistencia médica.

Creo fielmente que tengo permitido enfadarme con la vida por esta GRAN prueba, y quiero pensar que eso no me hace una mala persona; aunque también estoy de acuerdo en que debo poner de mi parte para no caer en otro ataque del “Síndrome de la buscadora rabiosa”.

Sé que va a ser difícil. Ver cómo le crece la pancita a mi compañerita, el baby shower, así como el anuncio de cuando nazca el bebé, será como si estuviera a dieta y me pusieran delante un delicioso pastel de chocolate.

Ver de cerca algo que deseas tantísimo y no puedes tener, no es que sea duro…es una broma de mal gusto de la vida. Se podría decir que es el recordatorio más cruel de lo que tanto deseas y no tienes, y que no sabes si llegarás a conseguir algún día.

Por el momento respiraré hondo y viviré un día a la vez. Trataré de ser paciente con mi entorno, pero sobre todo conmigo misma. Esperemos que todo salga bien.

¡Los quiero!

Ana