Hola, mi nombre es Cristina. He estado siguiendo las historias que aquí se publican y es ahora que me armo de valor para contar la mía.

Mi marido y yo llevábamos muchos años intentando tener hijos, y no pasaba nada. Al contárselo a una de mis amigas, me sugirió acercarme con un biólogo de la reproducción para ver qué sucedía, y así fue como comenzamos a considerar opciones de fertilización asistida.

Después de escuchar todo el abanico de opciones y realizarnos todos los análisis que nos solicitó el médico, decidimos tomar a la In Vitro como la mejor vía para convertirnos en padres.

No teníamos ni idea de cómo sería el proceso en la vida real. Créanme, uno puede leer mucho sobre el tema, pero hasta que lo vives en entiendes que este camino no es tan fácil como lo pintan.

La primera sorpresa fue que con la estimulación de mis ovarios, se activaron mis múltiples personalidades y cambios de humor. Vaya que fue divertido…obvio para mi marido no, pero aún así estuvo a mi lado todo el tiempo.

La montaña rusa siguió cuando tocó preparar mi cuerpo para implantar los óvulos fertilizados. Cuando concluyó el procedimiento, sentía que si me paraba…algo podría salir de mi ser. Así que caminaba con las piernas súper juntas, no me importaba verme ridícula el objetivo era conservar esos óvulos dentro de mi. Mi esposo no paraba de reírse.

Toda nuestra esperanza estaba en esos óvulos implantados. Nos dijeron que no hiciéramos castillos en el aire, pero es imposible no hacerlo. En verdad nos costó mucho trabajo esperar para hacerme la prueba de embarazo, y cuando llegó el día…la prueba dio negativo.

Nuestro mundo se derrumbó, no creí que existiera una tristeza tan grande. Pasar por todo ese proceso para terminar con nada más que un dolor inmenso…es totalmente injusto.

Pasó un tiempo en el que no quise saber nada de métodos de fertilización. ¿Qué tan malo puede ser el tener una familia de dos…ser él y yo por siempre?

Después de casi 6 meses, decidimos volverlo a intentar. No voy a mentir, muero de miedo, pero si algo es seguro en la vida es que…nada es seguro. Y puede ser que esta vez, el resultado sea diferente.

Cristina