La bicicleta era nuestro transporte favorito, de hecho así nos conocimos…  A ambos nos encantaba tomar las ecobicis y movernos en esta ciudad tan complicada (si tú también vives en la Ciudad de México seguro ubicas perfecto de qué hablo jaja).

Bueno, pues resulta que por azares del destino, Toño (mi ahora esposo) y yo trabajábamos en la misma zona de la ciudad, en la colonia Roma. Pero en la misma zona me refiero a una calle de diferencia, ¡suuuuuper cerquita!

Para no aburrirte con nuestra historia, te resumo que, por más de 6 meses, Toño y yo dejábamos nuestras ecobici en la misma estación, entonces era un poco “gracioso” porque al tener el mismo horario, tanto de entrada como de salida, nos encontrábamos a diario. No sé si te ha pasado pero, como que comienzas a ubicar a las personas “de vista”. Sin embargo, Toño hacía notar más su presencia, porque a diferencia de todooooos los que andamos acelerados (incluyéndome), él siempre decía “¡buenos días!”.

Esas 2 palabras acompañadas de una increíble sonrisa hicieron que fuera imposible no voltear a verlo. Se volvió tan cotidiano encontrarnos, que después ya era acompañado del comentario “casual: ¡qué tengas bonito día!” Así seguimos como cinco meses hasta que en el sexto, ¡me invitó a salir!

Es una historia tan bonita, que como verás me encanta platicarla. Tuvimos un noviazgo de poquito más de tres años y en marzo cumplimos dos años de casados. Te podrás dar cuenta que andar en bici, para nosotros tiene un significado especial, al grado de considerar convertirnos en ciclistas súper pro.

Querida Ana ya te conté la parte feliz…. ahora va la parte triste o más bien “preocupante”. Toño y yo desde que éramos novios platicamos muchas veces de los hijos que queríamos tener y la familia que queríamos formar. Lo que nos llevó a intentar tener un bebé desde el día en que nos casamos.

Pasó un año y no quisimos intensear en el tema de la familia, dijimos bueno, seguro no es el momento. Pero ya a punto de cumplir dos años, en nuestro interior sabíamos que algo no estaba del todo bien. Por lo que decidimos ir al doctor y justo por eso quise compartir mi historia. Me parece que muchas personas ni siquiera sospecharíamos de cómo algo tan cotidiano puede afectar el funcionamiento de nuestro cuerpo.

El doctor tal cual nos dijo, ¡dejen de andar en bicicleta!

Nuestra sorpresa fue tal, que comenzó a explicarnos que cada que practicamos ciclismo, el calor y presión que ejercemos sobre algunos nervios y arterias en nuestras “partes íntimas” afecta la fertilidad, tanto en mujeres como en hombres, aunque dice que es mayor en ellos. ¡Hasta nos mostró estudios y casos!

Sin embargo, la buena noticia es que aunque la infertilidad es causada por esto, se puede revertir en unos meses, siempre y cuando dejemos de hacerlo o tengamos algunos cuidados. Los cuales les comparto:

 

  • Buscar asientos cómodos
  • Cambiar de postura cada 10 minutos
  • Mantenernos super bien hidratados
  • Utilizar ropa cómoda y ventilada que evite calor intenso en esta zona
  • Reducir el ciclismo a dos veces por semana y poco tiempo
  • Limpiar siempre el asiento (para evitar infecciones)

 

No sé si ya alguien había pasado por algo similar en MTB, pero creo es importante que tomemos todas y todos, nuestras precauciones. Gracias por todo Ana.

 

Monse