En días pasados, alguien muy querida pasó por un procedimiento de reproducción asistida, de esos a los que mis pacientes se someten de manera cotidiana, siendo la segunda persona querida y cercana en mi vida, a la que tengo que acompañar en el proceso médico reproductivo.

Durante esos 2 tratamientos no pude evitar vivir muuuy de cerca (casi en carne propia) los sentimientos que esas 2 parejas queridas tenían antes, durante y después de su tratamiento. Sé que suena raro que me afecte tanto, pues estoy muy relacionada con los tratamientos, con los procedimientos médicos y con los resultados de los mismos; pero, siendo personas muy queridas, la empatía que siento…es mayor, pues he conocido de forma muy cercana la manera en la que se relacionan con la infertilidad, desde antes de saber siquiera que la padecían y la manera en la que han vivido el duelo que viene con la misma.

 

Con esta experiencia tan cercana en tiempo, reflexiono sobre la importancia que tiene para las personas que padecen infertilidad, saber que no están solos y que la mayoría pasa por los mismos sentimientos desde el momento en que sospechan que la padecen, hasta que logran ser padres o abandonan la idea de un tratamiento, así que platiquemos del duelo que se vive por el padecimiento de la infertilidad.

 

Cuando quieres ser padre o madre y las pruebas de embarazo negativas se acumulan, la sensación de pérdida y dolor que vives cada vez que llega un nuevo periodo menstrual, es tan fuerte como el perder a un ser querido, de hecho, cada mes se pierde a ese hijo que no llega.  Se pierde el control de la vida, se pierde la espontaneidad sexual, la tranquilidad de la pareja, la sensación de control de la vida, con lo que la inminente llegada de la infertilidad, constituye un duelo.

 

El duelo por el padecimiento de la infertilidad, es como cualquier otro, de acuerdo con algunos teóricos, durante el duelo, se viven 5 fases que resumen las sensaciones que nos invaden durante esas etapas de la vida:

 

  •         Shock y negación
  •         Ira
  •         Desesperanza
  •         Diálogo o negociación
  •         Aceptación

 

En la primera fase del duelo, el Shock, quienes padecen infertilidad, sienten miedo de ser diagnosticados y pueden negarse a realizar los estudios para descartarla o confirmarla. En caso de tener un diagnóstico de infertilidad, pueden mostrarse enojados con su médico y pedir un segundo diagnóstico. Es normal en esta fase sentir miedo, confusión, insensibilidad y culpa. Es habitual pensar que nuestros comportamientos anteriores afectaron la capacidad reproductiva, como por ejemplo, haber usado anticonceptivos antes de saber si se podía o no tener hijos. Es en esta fase cuando se piensa que tal vez, si no se pone tanta atención en el padecimiento, la infertilidad se resolverá por sí sola.

 

Durante la fase de Ira, es común buscar culpables, hay sensación de ser tratados injustamente por la vida, castigados y por ende, humillados. Ver que para otras personas es fácil formar una familia, es causa de frustración, enojo, irritación, vergüenza y remordimientos. El padecimiento de la infertilidad da una sensación de injusticia y de incomprensión. En esta fase, la pareja sufre ataques mutuos, pero, si ustedes están pasando por esta fase, deben saber que lo realmente importante es la comprensión y el trabajo para que su pareja esté unida como un equipo, sin buscar culpables, si no soluciones.

 

Con la fase de Desesperanza, aparecen la depresión y la indiferencia, una sensación de incapacidad para resolver los problemas, de que mejor hay que prepararse para no tener resultados positivos y que es mejor no hacer nada para solucionar la infertilidad, por lo que se llega a una sensación de indefensión.

 

Si están en esta fase, puede ser adecuado tomar un tiempo para fortalecer su relación de pareja y para hacer actividades que les permitan tomar fuerzas, tantas veces como sea necesario, para poder seguir adelante por el camino de los tratamientos de reproducción asistida.

 

Es muy necesario pensar en la infertilidad como una situación que no es elegida, ni provocada, por lo que no es responsabilidad de ninguno de los 2.

 

Durante la fase de Negociación, la pareja puede encontrar las fuerzas para recuperar el control. En esta fase, aparece el diálogo y contacto con otros, para esforzarse en encontrarle un significado a la pérdida.

 

Al llegar a la aceptación, no se debe asumir que “el problema” ha desaparecido, más bien, la pareja ha aprendido a manejarlo de manera emocionalmente sana, enfrentándose a nuevas opciones de tratamiento o nuevos planes de vida. En esta fase, regresan los sentimientos de seguridad, empoderamiento y recuperación de la autoestima, resignificando la pérdida.

 

¿Has pasado por alguna de estas fases? ¿Sientes que no puedes pasar de alguna de ellas? ¿Quisieras compartir con los demás las estrategias que seguiste para pasar de alguna de las fases del duelo? Recuerda que puedes llamarme 53-41-95-27, estoy aquí para ti.

 

Gaby García.

Fundadora y Presidenta Pronanhi A.C.