¡Hola, Mom to Be! Les quiero compartir mi historia que yo he titulado: ¡la sorpresa inesperada de mi proyecto de vida! Un proyecto de vida que tiene varias etapas, estudiar, viajar, casarte y tener hijos (para amarlos locamente). Mi corazón lo anhelaba así desde los 18 años y se ha cumplido “todo”, me casé con el amor de mi vida, tuve una boda mágica y de ensueño.

Sin embargo, en este proyecto de vida no estaba visualizado que convertirme en mamá fuera a tomarse tanto tiempo, y es que después de casi 6 años de matrimonio no hemos logrado tener un bebé… como todas las parejas, los primeros dos años creí que sucedería un embarazo de forma natural, pero no fue así.

Después vino el tiempo y decidimos ir con el ginecólogo y  ver qué pasaba, pasó un año más y nada, nos dijeron que de seis parejas que estaban bajo su tratamiento, solo dos no lo lograron, y ya se imaginarán que una de esas parejas, fuimos nosotros… (es triste en verdad)

En el camino y la lucha contra la infertilidad, pierdes la fe, te enojas con Dios, te reconcilias a medias con él…  A finales del 2021, le dices:  -¡perdóname! y le vuelves a pedir que te acompañe a dar un gran paso.

Mi esposo y yo decidimos ir con los especialistas en fertilidad para poner todas nuestras energías y fe en un tratamiento de inseminación artificial. Pero al llegar ahí, identificaron que en uno de mis ovarios hay un endometrioma, pero que no afecta la ovulación. Mi hormona antimulleriana (reserva ovárica) ha disminuido por mi edad pero todo  “parece” que hay esperanzas y el sueño está más cerca.

Llegó enero del 2022, después de días de oración en pareja, más unidos que nunca (tomamos una foto del recuerdo) y listos para que posiblemente un hijo se inicie a formar.

Pasaron 15 largos días (sabes que todo está juego) y el día soñado llega, el nervio y el llanto están a flor de piel: la prueba de embarazo y nos confirman que hay un embrión en mi cuerpo, pero es muy débil y hay que esperar 72 horas. ☹

Pasan las horas más largas y angustiantes de mi vida y viene un sangrado que dice que la espera de tu positivo ha terminado.

Las palabras de mi esposo, la familia y mi círculo de apoyo no son suficientes para calmar lo que siento, ese mundo que empezábamos a construir, se cayó.

Me decido enfocar en lo “positivo” de toda la situación para poder seguir adelante, pero no entiendes lo que pasa, ¿por qué quien tiene hijos los abandona, o quien no lo desea tanto ¿tiene su positivo?

Hoy después de años sigo en la banca esperando un milagro y para ti que me lees quiero decirte:

Querida amiga sé que todas las historias son diferentes y que a pesar de que el tiempo se agota por tu edad, solo queda confiar en la voluntad de Dios.

Con cariño, tu amiga Macrina.