La incapacidad por maternidad está por terminar y regresar a trabajar después de ese mágico momento con tu bebé, sin duda será uno de los momentos más complicados ahora que eres mamá y más aún, si lograste tu anhelado sueño después de un largo y doloroso camino de la infertilidad.

 

Finalmente, ese milagro de la vida está ente tus brazos, durmiendo plácidamente después de haber tomado su doceava onza de leche del día. Seguramente, no te cansas de mirar su cara, de oler su piel y ese característico olor de bebé, de acariciar su cabello. Cada día te pone más atención cuando le hablas, intenta responderte y se ríe cuando te mira sonreír. Hace apenas un año, pensabas que este momento podría no llegar, pero finalmente, esa nube gris sobre sus vidas se ha ido y ha dejado que brille el sol en los ojos de tu bebé.

 

Ese hermoso regalo, te llena del amor más intenso que posiblemente has sentido en tu vida. Te preocupa que algo malo le pase. Te duele cuando sabes que algo está pasándole y no encuentras cómo o tardas en resolverlo. No quieres perderle de vista, ni perderte un solo instante de su vida, ya sea para seguirte emocionando por lo bello de sus momentos o para evitarle los dolores que pudiera estar sintiendo.

 

Sin embargo, de manera sorprendente, ordinaria y veloz, la vida sigue su curso y la incapacidad está por terminar. El momento de seguir con tu vida y coordinar la maternidad con el trabajo, ha llegado. La decisión de salir de casa a trabajar o dedicarte a la maternidad de lleno. ¿Verdad que no se parece a esa seguridad que sentías respecto a tu vida laboral antes de que la maternidad fuera una realidad?

 

Te preocupa con quien se quedará tu bebé, si le cuidarán bien, si su atención será la correcta. Te convences leyendo sobre los pros y contras de las guarderías y de que te vayas a trabajar compartiendo el cuidado de tu bebé con alguien de la familia. Son tantas las mujeres que lo han hecho a lo largo de la vida; incluso posiblemente tu madre así lo hizo contigo, que te hace pensar que algo «tan sencillo”, no debería ser tan tormentoso para ti, ¡pero lo es!

 

No quieres irte a trabajar, pero tampoco quieres quedarte en tu casa. Te ha costado tanto y has luchado tanto por tu carrera profesional. Seguramente, te hacen pensar que debes regresar sin dudar a tu trabajo, pero perderte de cada instante de tu pequeño gran amor y dejarlo sin tu cuidado constante, te hace sentir culpa por pensar solo en tu vida laboral.

 

¡Tranquila! Es normal, la mayoría de las mujeres que tienen una vida laboral y se convierten en madres, pasan por este momento y sienten culpa por irse a trabajar, pero también culpa por quedarse en casa.

 

Sé que es una completa revolución en tu interior.

 

En caso de haber un padre, muy difícilmente será él quien se quede al cuidado de los hijos (aunque podría ser una excelente opción para la familia) Casi siempre, la mujer será la que se encuentre atrapada en esta paradoja.

 

Además de todo lo racional, la parte física ha cambiado, la última vez que dormiste una noche completa, parece muy lejana y la jornada de trabajo en la casa, es completamente diferente a los meses anteriores.

 

La culpa, es esa compañera incómoda de nuestras vidas y, a la que poco caso queremos hacer a veces, tiene muchos mensajes que debes atender, para tomar la mejor decisión.

 

¿Qué te preocupa? ¿De qué te pide la culpa que te ocupes?

 

Te recomiendo algo: siéntate a meditar qué te preocupa. Anota todas aquellas dudas y preocupaciones, para que puedas ocuparte de ellas.

 

Si la preocupación tiene que ver con la atención en la guardería, no lo dudes, ve a visitar las instalaciones. Pregunta cuántas personas se hacen cargo del cuidado de los niños, cómo son sus horarios, qué régimen de alimentación siguen, etc. Todas estas preocupaciones son perfectamente normales y para poder irte tranquila de regreso al trabajo, deberás estar segura de que tu bebé está en el lugar correcto.

 

En el caso de que tu mamá, tu suegra o alguien de apoyo en tu casa se quedará al cuidado de tu bebé. Escucha a ese sentimiento que llamamos culpa y pregunta qué te indica: se va a la casa de alguien más, tiene lo que necesita para cuidarlo, se puede ir a tu casa a cuidarlo, le pagarás para hacerlo un intercambio más justo, quién le cuidará si no puede cuidarlo por alguna circunstancia, qué estarás dispuesta a adoptar en cuanto a horarios, estilo de alimentación, etc. Habla claramente y comprende la diferencia de la guardería. Habrá más imprevistos a los que tendrás que enfrentarte.

 

¿Qué pasa si estás dudando en regresar a trabajar? No dejes que la presión de los otros sea la que sustente tu decisión. Si no te escuchas y, es la voz de otros la que te lleva a tomar decisiones que no quieres. Más temprano que tarde te sentirás mal por haberlo hecho.

 

Si decides poner en pausa tus actividades laborales, hazlo porque tú quieres, no porque tu mamá, suegra o pareja te digan que es lo mejor para tu bebé o para tu familia, no será fácil, pero será más doloroso no haber tomado tú esa decisión tan importante para tu vida.

 

Tu vida te ocurre solo a ti, a nadie más, seguro ahora que ya eres mamá, te has enfrentado a las más variadas reacciones hacia ti, a tu bebé y a tu familia, has encontrado miradas de amor y actitudes solidarias con su felicidad, pero también te has enfrentado a la más fría indiferencia y hasta molestia por su presencia y así es la vida, por ello, independientemente de todo lo que ocurra a tu alrededor. Recuerda que eres la única que puede decidir sobre ti y tu vida laboral y si esta decisión está costando dificultades en tu pareja, no dudes en tomar el consejo experto, pero también en qué es lo que tú quieres.

Si tienes alguna duda, llámame: 53-41-95-27

Gaby García.

Fundadora y Presidenta Pronanhi A.C.