Querida Ana, mi viaje por la concepción ha sido tan complicado y doloroso, comencé a vivir con mi pareja a los 19 años y decidimos no cuidarnos porque ambos deseábamos ser padres jóvenes… pasaron los años y no podía embarazarme, entonces fuimos al médico y me hizo estudios, y me dijo que todo estaba bien, que podía concebir. También le pidieron estudios a él (pero jamás quiso hacerlos) fueron años muy difíciles y tristes; terminé separándome porque ya no tenía esperanzas de hijos o de una familia. 

Fue entonces que decidí enfocarme en mi desarrollo profesional y conocí a alguien mucho más grande que yo (pero eso no me importó) y decidimos iniciar una relación y tiempo después nos casamos. La idea de tener hijos otra vez me ilusionaba mucho y dejé de cuidarme, ¡quería un bebé! Pero pasó el tiempo y nada…

La doctora que me atendía me decía que todo estaba bien, que pronto se daría el embarazo, pero nada. Decidí cambiar de médico y le pidieron estudios a mi pareja, y justo fue mi primera trágica experiencia pues él no accedió. La depresión se convirtió en mi mejor amiga, fueron momentos tan difíciles que aún me entristece. 

Hace un año parecía que algo se iluminaba y descubrí que estaba embarazada, en verdad no lo creía, estaba feliz pero esa felicidad duró muy poco y el cielo se me nubló, lamentablemente perdí a mi bebé. Aún recuerdo el dolor físico de ver como mi pedacito de sol se desprendía de mi cuerpo, me sentía tan sola y luego  encontré a Mom To Be, un día sin más leí un post y los comencé a seguir, me ayudaron a salir del bache emocional, con mucha tristeza pero aquí estoy.

Mi panorama no es sencillo, mi esposo decidió que no se hará estudios, y definitivamente abandonamos todo lo relacionado con los hijos, ahora somos como dos amigos viviendo juntos. La infertilidad ha sido un desafío en donde solo veo como se destruyeron mis dos relaciones. Hay días en que despierto con un vacío tremendo, la culpa me invade y me pregunto, ¿soy yo? ¿por qué no puedo tener hijos?, y bueno, si a eso le añadimos los comentarios de familiares y amigos, en donde es tan cansado que siempre me pregunten sobre los hijos o que me digan, que estoy vieja y ya no podré embarazarme.

El viaje por la infertilidad es físico, pero también emocional, requiere de amor propio, amor de pareja y mucha fortaleza, aunque mantengo las esperanzas de algún día poder cargar en mi vientre a un pequeño y maravilloso ser, hay muchas nubes grises, es una batalla compleja y solitaria, con muchos prejuicios y lágrimas.

Llegué a pensar en la adopción, pero mi pareja no quiere, desea tener hijos propios, pero se resiste a los análisis, es tan complicado lidiar con resistencia y anhelo.

Te agradezco por brindarle a las mujeres y hombres que enfrentan este desafío, palabras de aliento, cariño y fe.

Muchas gracias por leerme, es una bendición tener a alguien que te escuche y te entienda. En verdad cada una de las publicaciones y las historias que comparten son de gran ayuda para quienes enfrentamos esta batalla. Espero que la vida te llene de bendiciones, gracias, mil gracias, no me siento sola.

Samm