Si de altas y bajas hablamos, creo que mi esposo y yo … somos expertos. Imagínense, de los 10 años que llevamos casados, 8 hemos intentado tener un bebé.

 

No ha sido fácil, de hecho nuestro sueño de ser padres ha estado a punto de quebrar nuestra ilusión de un matrimonio feliz y duradero. De hecho los últimos 2 años el “hasta que la muerte los separe” ha estado bastante cerca de terminar en una visita al juzgado para firmar el divorcio.

 

La terapia individual y de pareja es una pieza central en nuestra “estabilidad” emocional. Al grado de que el proceso de luto del último legrado (he pasado por 4 abortos, dos de ellos a las 6 semanas y los otros pasados los 5 meses), pudimos procesarlo de una forma más tranquila (obviamente, el dolor es igual o incluso mayor a los anteriores).

 

Durante todos estos años me he topado con comentarios de gente nefasta que van desde el “ya para que sufres más, mejor adopta”, hasta “pues ya estás acostumbrada a ese dolor, seguro te repones más rápido”. No sé si les ha pasado, pero en verdad me he contenido un buen… para evitar darles un mega puñetazo en la cara, a ver si se van acostumbrando a ese dolor.

 

Hace poco tuve un retraso en mi periodo, mi marido y yo no queríamos emocionarnos tanto…pero en nuestras miradas se podía notar nuestra felicidad. Felicidad que se desvaneció a los 4 días, cuando “andrés” decidió aparecer, desmoronando nuevamente todas nuestras ilusiones.

 

Justamente el día que llegó mi periodo recibí la llamada de una amiga… de hecho de mi súper amiga, esa que me conoce mejor que nadie. Me alegré tanto de escucharla, era casi magia…yo necesitaba tanto de su apoyo y ahí estaba, mágicamente llamándome. Estaba a punto de contarle lo que me pasaba, cuando de la nada me dice… «amiga, ¡¡serás tía!!».

 

Un mar de emociones me golpeó como NUNCA. Ella ni siquiera estaba buscando embarazarse, incluso en algún momento me dijo que un bebé no estaba en sus planes, que prefería ser “la tía buen onda” a ser la mamá que se preocupa por el bienestar, educación y salud de un pequeñín.

 

¡POR DIOS! Ella no conoce los límites en el alcohol y otras “cosas”, tiene una pésima dieta y… ¡¿está embarazada?! Y yo que gasto un ojo de la cara en “alimentos reales” para no meterle toxinas a mi cuerpo… ¡Es TOTALMENTE injusto!

 

Después de pensar y sentir todo esto, me llegó una culpa que jamás había sentido. ¿Qué clase de ser humano soy? ¿A caso no puedo alegrarme por mi amiga, ella que siempre ha estado a mi lado?

 

Traté de sonar lo más normal, la felicité y colgué. En cuanto bajé el teléfono, comencé a llorar, parecía que jamás me secaría. Me sentía muy triste, creo que jamás me había sentido así. Era una mezcla entre envidia, ira, frustración, dolor, pena, culpa… todo en un sólo corazón, creí que iba a explotar.

 

¿Alguien ha pasado por esto? ¿Cómo le han hecho para poder alegrarse al 100% por su amiga, que es casi su hermana, cuando ella acaba de lograr algo que ustedes llevan buscando 8 años?

 

Marina