Hola, buenas tardes. Me llamo Xavi, tengo 38 años y estoy aquí gracias a que el último mes de mi vida ha sido infernal. Perdonen si sueno demasiado negativo, probablemente no soy así en un día normal pero últimamente la tristeza me sobrepasa, ojalá que ese sentimiento no existiera…

Ok, por ahí de mediados de agosto me dieron la noticia de que soy infértil, y debo confesar que de alguna forma ya lo imaginaba, porque un año después de que me casé con Alicia (llevamos 3 años de esposos, 5 de pareja) comenzamos a platicar sobre la posibilidad de tener un bebé, y así rapidísimo, decidimos que sí era un deseo mutuo. A pesar de eso, dijimos que nos íbamos a esperar un poquito más, principalmente por cuestiones económicas, ya que hubo un lapso en el que estuve desempleado.

Como habrán de imaginar, una vez que decidimos que sí queríamos embarazarnos, comenzamos a tener sexo sin condón en sus días fértiles, pero Alicia no se embarazaba. Lo dejamos pasar y ya saben, dijimos que no había prisa y que lo intentaríamos después. Y fue así como lo volvimos a intentar, una, dos, tres, muchísimas veces más, y aunque nuestro vínculo sexual se hizo más sólido, los resultados que esperábamos no llegaron.

Uno no está preparado para hablar de infertilidad en su vida, yo ya sabía que en realidad el porcentaje de hombres infértiles no es tan bajo como quizás creemos, por eso comenzó a entrarme el miedo. Y sí, Alicia fue la primera en hacerse unos estudios, tomando en consideración que ese porcentaje es mayor en mujeres. Los resultados fueron contundentes: es fértil.

Esa noticia fue agridulce, ¿por qué?, pues porque fue lindo saber que no había ningún problema con ella, pero obviamente comenzar a pensar que entonces el de la bronca era yo, fue inevitable. Y entonces fue mi turno, Ali y yo platicamos y estuvimos de acuerdo con que yo fuera con el andrólogo y despejar nuestras dudas, porque he de decirles que seguimos intentándolo varias veces, y nos decíamos a nosotros mismos “lo deseamos mucho, entonces tiene que suceder”, pero pues no.

Para no hacer el cuento tan largo, fui a hacerme mis estudios, checaron mis espermas y me dijeron eso que ya esperaba, pero que todavía me hacía cruzar los dedos para que no fuera así: “Xavier, es muy probable que seas infértil”. Sentí que mi vida se detenía e inmediatamente pregunté: “¿cuál es la causa?”, a lo que el médico me contestó, “tu tabaquismo, Xavier ha afectado demasiado tus espermas”.

El mundo se desplomó, porque si bien Alicia me ha aceptado como soy, muchas veces (desde que éramos novios) me dijo que debería de bajarle a la fumada. Nunca le hice caso, ni a ella ni a nadie, porque es un vicio que tengo desde que era muy chavo, y aunque siempre había estado consciente de los riesgos principalmente cancerígenos que tiene, no tenía ni la más remota idea que fumar en exceso me podría causar infertilidad o podría afectar en ese nivel el material genético de mis espermas como para evitar que me convierta en padre.

Para mí no es fácil ocultar las cosas, mucho menos cuando duelen así de feo, así que fue inevitable que, al llegar a casa, Ali me viera con mi cara toda desencajada. Ella lo adivinó, casi de forma automática y me dijo “no puedes tener hijos, ¿verdad?”. Me solté a llorar y así le di mi respuesta. Pero a pesar de eso, ella me abrazó y me demostró ese enorme amor que siempre ha tenido. Me demostró porqué decidimos casarnos y formar una familia.

Eso se sintió bien, pero lo feo vino después. Yo ya sabía lo que me esperaba cuando le platicara la causa de mi infertilidad, pero vivirlo es muy, muy triste. Su cara le cambió, se soltó a llorar de tristeza y rabia a la vez, me repitió una y mil veces que era un necio y egoísta por no dejar de fumar, que cuántas veces me lo había pedido y que siempre me valía madres. Y pues tiene razón, porque así fueron las cosas.

Llevamos un mes súper pesado, discutiendo, recibiendo miradas de rencor, viéndola llorar y sintiéndome terrible, porque la verdad es que esto sí ha sido mi culpa, me dejé ir por un vicio de la adolescencia, pero jamás hubiera pensado que repercutiría en el tema familiar. A veces estamos bien y tranquilos, de hecho, ya platicamos en una ocasión sobre alguna alternativa, pero la realidad es que estamos fragmentados en este momento, y cuando los ánimos se han elevado, hasta hemos llegado a hablar de separación.

Y así es como llegué aquí, buscando sobre infertilidad fue que los encontré y de verdad que lo sentí como un lugar para refugiarme en internet. Comencé platicando con Ana y me invitó a compartirlo en el blog, pues aseguró que contar mi historia podría mostrar que no solo las mujeres hablan de los problemas de infertilidad… también nosotros podemos hacerlo.

Bueno. Quizás no haya mucho más qué decir, no es una historia feliz y pues ¿quién quiere leer historias tristes? Sin embargo, me gustaría que los hombres que lleguen a este blog, sepan que el tabaquismo puede cambiarnos la vida por completo y afectar nuestras relaciones, así que por favor consideren bajar o de plano quitar este consumo en sus vidas, porque se siente horrible recibir una noticia así, sobre todo cuando se tiene el deseo tan grande de formar una familia.